Transformar números en barcos piratas, salvatruchas en elaborados tribales polinesios y dieSiocheros en personas comunes e inofensivas es un trabajo de imaginación. A veces la piel se resiste, pero siempre deja lugar para más y más tinta.
El tatuador callejero es un imaginador de bajo presupuesto. Logra que los objetos cotidianos muten y se conviertan en su principal herramienta de trabajo: una cuchara, agujas para coser, una bobina de un juguete viejo, hilo, alambres y un transformador de voltaje de un teléfono celular...de esto sale la máquina para tatuar.
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